martes, 4 de diciembre de 2012

ABRAZOS Y CARIÑOS: CONSTRUYENDO RELACIONES DE BUENTRATO

En clase estamos aprendiendo qué significa "Somos amigos y amigas": nos tratamos bien, nos cuidamos, nos expresamos aquello que sentimos, si nos enfadamos lo resolvemos hablando... aprendemos a querernos, conociéndonos y respetándonos. 
Cariñitos en la relajación.
Todo eso no se construye en un día ni "porque lo dice la maestra". Se trata de ir creando situaciones para descubrir cómo somos y aprender a manifestarnos el cariño y por otra parte, de aprovechar de manera positiva las situaciones de clase, como las discusiones o disputas, para hacer una reflexión común. 
Es un trabajo lento y tranquilo, pero  está claro que un niño que  se siente seguro, querido y aceptado por sus compañeros va a estar más dispuesto a aprender que el que no lo siente. Incluso muchas de las conductas disruptivas suelen ser causa de la inseguridad y la necesidad de sentirse aceptado por el grupo.
Eso no quiere decir que no haya disciplina y que en ciertos momentos haya que "leerle la cartilla" a algún niño o niña, pero si sólo destacamos lo negativo y no apuntalamos sus avances y sobre todo la buenas relaciones dentro del aula ¿cómo sabrán nuestros peques qué comportamiento es el adecuado y el que les hace más felices? 
Así, a veces, hacemos relajaciones espaciales, en las que nos damos la mano. Se trata de aprender a tocar al otro de manera limpia, sin violencia. Especialmente entre los niños el tema del contacto físico puede ser un problema. Lo que aprenden en sociedad es que ser hombre implica ser agresivo y cualquier contacto que no sea brusco puede ser juzgado de manera errónea. Así es importante educar la sensibilidad de los niños y darles permiso para expresar el afecto, enseñarles que dar la mano o tocar al otro "no es malo", al contrario, es agradable, placentero y nos hace sentirnos felices.
Aprendemos a amar en paz, a saber tocar sin hacer daño, a expresar de manera dulce nuestro afecto.
Dentro de todo este proceso está el aprender a dar y recibir abrazos y cariño. Es muy triste cuando un niño no quiere ser abrazado. La mayoría de las veces tienen grandes conflictos internos. Cuando te abrazan te sientes más ligera, es como si el cuerpo pesara menos. Es una manera de comunicarnos cariño limpia, sencilla, sin palabras.
Así que, de vez en cuando, hago talleres de abrazos


Por el momento en la clase he comenzado con los abrazos espontáneos. El abrazo es gratis y libre, no se obliga a nadie a abrazar ni a ser abrazado. Creamos un ambiente de calma en la clase con un poco de música tranquila. Quién lo desea se levanta y va a abrazar al compañero o compañera que desee. Los peques se van levantando tranquilamente y se encuentran y se abrazan. Os prometo que es precioso. El ambiente se llena de una energía especial. Nosotras, las maestritas, participamos de ello, abrazando e invitando a salir con un cariño o una mirada, a los más tímidos. Es importante estar al tanto para que, si empieza a haber conducta disruptivas, encauzarlas o ir finalizando la actividad para quedarnos con el buen sabor de boca. Luego podemos hablar de lo que hemos sentido e incluso expresarlo con un dibujo, con el cuerpo o cómo nos parezca mejor.
Otra técnica sencilla es el abrazo viajero: yo le doy un abrazo a un niño o niña y éste después se lo da a otro, así sucesivamente hasta que todos los peques han abrazado y han sido abrazados. 

Después de abrazar surge una cadena de amistad espontánea.

Otra técnicas: túneles de abrazos, corros de abrazos... Sobre los tipos de abrazos, como el abrazo de oso que me enseñó Pepa Malpica, ya hablaré en otra ocasión, porque yo también tengo que aprender mucho sobre todo esto, porque una cosa es la teoría pero en clase... está la vida, mi verdadera maestra. 
Hoy os cuento esto porque esta mañana pasó algo precioso en el aula: yo estaba completamente afónica así que, como tocaba psicomotricidad, estuvimos bailando un rato (¡Felices Cantajuegos que me prestan la voz que me falta!). Hice una señal para que volvieran a las mesas y puse una canción para que se relajasen antes de empezar el rato de trabajo. Normalmente escuchamos algo de Mozart u otro autor clásico, pero esta vez puse una canción de Deva Premal, cantante conocida en entornos de yoga (disciplina que practico regularmente) porque pone música a mantras clásicos. El caso es que pongo la música y de manera espontánea algunas niñas empezaron a levantarse para abrazar a otros compañeros. Iba a detenerlas pero pensé "¿Por qué voy a parar esta manifestación de cariño?". Así poco a poco muchos de ellos se fueron levantando se abrazaban y a mi se me saltaban las lágrimas de verles con esa cara de felicidad que se te queda cuando te abrazan y te sientes acogido.


Yo nunca había usado esta música con el grupo y de hecho pensaba hacerlo para un taller de abrazos pero no la encontré en aquel momento. Es un mantra de unión y amor. Me llama poderosamente la atención como los niños tienen una mente tan virgen que pueden entender lo que dice una canción en sanscrito y dejarse llevar por ella. Os dejo un enlace por si queréis disfrutarla.



Se la dedico a mi querido amigo Pancho, que me me la mostró y que me ha enseñado tantas cosas. Porque la verdadera riqueza está en las personas que permanecen a nuestro lado y que podemos llamar amigos y porque la amistad es una construcción lenta y hermosa, como las columnas de calcio de las cuevas: hechas de capitas que se forjan día a día. Y a esto, o lo aseguro... también se aprende.




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