Cuando nos planteamos ser maestras (utilizo el femenino como reivindicación del género dominante sin menospreciar en absoluto a los varones que están en el gremio), y especialmente cuando decidimos trabajar en Educación Infantil, hay ciertas preguntas que deberíamos hacernos: ¿Qué significa ser maestras? y en concreto ¿Qué clase de maestra queremos ser?
Estas preguntas, simples y complejas al mismo tiempo, deben estar presente a lo largo de toda nuestra carrera, en la universidad, en las oposiciones y en la escuela.
Al margen de la multitud de explicaciones teóricas sobre ellas, debemos buscar nuestra propia respuesta y tener muy claro lo que queremos porque luego habremos de actuar en consecuencia y de forma consciente o inconsciente este modo de trabajar irá calando en la práctica y por supuesto en nuestros alumnos y alumnas.
Y es que, en definitiva, tenemos al futuro en nuestras manos. Nuestro papel docente determinará en gran medida como pensará ese niño o niña, qué habilidades desarrollará, como construirá su realidad. Esto nos confiere una gran responsabilidad que no podemos eludir ni camuflar, porque, independientemente de que existan otros contextos de influencia, los primeros maestros somos punto de referencia, y nuestro trabajo se desarrolla con las mentes tiernas, vírgenes e ilusionadas de los más pequeños.
Desde mi propia visión del magisterio opino que enseñar es mucho más que dejarse llevar por una programación cerrada que plantean determinadas editoriales. Los maestros debemos partir de la realidad compleja y sitémica en que se desarrolla la vida de nuestro alumnado y construir a partir de lo que conocen, dándoles voz y voto, sin olvidar nunca que, en cualquier caso, nosotros estamos ahí para enderezar sus descubrimientos, planificarlos, estimularlos, alabarlos, compilarlos, andamiarlos... Una tarea dura a la par que apasionante, un privilegio para quien esté dispuesto a aventurarse por las misteriosas sendas de la enseñanza.
Desde mi experiencia docente, para argumentar mi opinión, incluyo esta vídeo-presentación sobre mi modelo de trabajo (los proyectos) ilustrado por un ejemplo de ellos, "Nuestro restaurante Princesa", que desarrollamos en invierno de 2008 en Aljaraque, en estrecha colaboración: Sonia Jiménez Báez, Yolanda Díaz, y yo (MariAn Vidal).
¡Qué aproveche!
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